Enseñanzas de Jesús - Urantia

Me gustaría informarles sobre cuales temas vamos a hacer hincapié,  vamos a enfocarnos en la PARTE IV. LA VIDA Y LAS ENSEÑANZAS DE JESUS , ya que tiene muchas enseñanzas practicas las cuales pueden servir de ejemplo, sobre actitudes a tomar en muchísimas cosas de la vida.

Es dificil hablar o nombrar a Jésus y que no se piense inmediatamente en alguna religión, pues ya verán que no tocaremos ninguna religión especificamente, nada más que su vida...
El servicio desinteresado a los semejantes, la vida recta y la lucha por la perfección divina se convierten entonces en la suprema motivación del hombre en la vida, opuesta al clamor egoísta por la supervivencia. Jesús proporcionó una nueva manera de vivir, que consiste en la salvación de la esencia. Fue, y todavía es, su vida de servicio desinteresado y su revelación de la naturaleza verdadera y amorosa de nuestro Padre celestial la que iluminó y abrió el camino de la "salvación" para todos los que lo buscan sinceramente. Jesús sí nos salvó, de nuestra propia naturaleza abyecta, ignorante y egoísta. Nos muestra el camino, el nos ha dicho"...Sólo la verdadera experiencia espiritual personal puede asistir y creativamente ayudar en la presente crisis de la civilización...”

De igual forma iremos viendo videos y agregando algún documento sobre las partes anteriores, pero creo que lo que más ha de interesarnos sobre todo en este momento por el cual está pasando el planeta y su humanidad, es lo práctico, lo que nos puede servir de guía para continuar evolucionando como personas y como el lo ha dicho como civilización. Nos enfocaremos entonces en:
Las enseñanzas , el ejemplo de vida que nos ha dejado.

Hasta la aparición de El libro de Urantia, todos nos preguntábamos por los años transcurridos entre que Jesús fue encontrado en el Templo y el comienzo de su ministerio público. Era verdaderamente humano, así como verdaderamente divino. Como todos los humanos, nació Tuvo padres, compañeros de juego,fue a la escuela, aprendió a trabajar con la madera, tocó un instrumento musical, fue popular entre sus semejantes y, como joven adulto, viajó por el mundo. Fue un buen estudiante y un buen hijo; tuvo hermanos y hermanas, y se convirtió en un padre-hermano para ellos tras la repentina muerte de José, cuando Jesús tenía 15 años de edad. Vivió un tipo de vida normal y sin pretensiones, con todos los altibajos a los que la mayoría de personas están sujetos, no de modo distinto a sus contemporáneos. Y durante esta vida física que vivió, también tuvo una rica vida interior en la que fue consciente gradualmente de quién era y cuál iba a ser su verdadera misión en este mundo, Esto es, por supuesto, lo que hacía a Jesús diferente a todos los demás - entonces y ahora-. Pues Jesús descubrió con 14 años cuál iba a ser esa misión, y quién era realmente. Después de eso, toda su vida estuvo centrada en las formas y medios de ejecutar su misión de acuerdo con la voluntad de su Padre en el Paraíso. Pero nunca abandonó su vida puramente humana, junto con todas sus responsabilidades; siempre fue fiel a losdeberes que tenía como miembro de su familia, y un destacado ciudadano de su comunidad. Y, al final de esta etapa de su vida, pudo finalmente dedicarse completamente a su misión - la de proclamar públicamente la "buena nueva" de la filiación del hombre con Dios y su salvación por la fe.

Serán felices de saber que ahora pueden saber la historia completa de la vida incomparable de Jesús, que incluye todos los años perdidos. La vida y las enseñanzas de Jesús. Estos documentos comienzan con el nacimiento de Jesús en Belén. En este asombroso documento, leerán sobre los mencionados tiempos de la vida de Jesús y mucho, mucho más. Incluso los acontecimientos que conocen de la Biblia se amplían y elaboran, reformulados para estos tiempos del siglo XXI. El mensaje de la vida de Jesús es tan poderoso y tan transformador que El libro de Urantia afirma: De todo el conocimiento humano, el que tiene mayor valor es el conocer la vida religiosa de Jesús y como la vivió.


La vida religiosa de Jesús comenzó mucho antes de que empezara su ministerio, y espero que disfruten leyendo sobre ella en su totalidad. Hoy, como hace 2000 años, Jesús permanece como el ejemplo más elevado de ser humano que vive una vida dedicada a Dios. En la narración de la vida de Jesús, verán que Jesús es mencionado como "Miguel" muchas veces, y para comprender esta designación diremos que Jesús es la forma en español del nombre que José y María dieron a su bebé. Aquí en la Tierra le conocemos por las variaciones del nombre Jesús. Miguel no es su nombre, es un título para una orden de seres celestiales, y muchas veces en este libro se le llama así.

Jesús no vivió su vida en la tierra como un ejemplo para que la copiaran todos los demás seres humanos. Vivió su vida en la carne mediante el mismo ministerio de misericordia que todos vosotros podéis vivir vuestras vidas en la tierra; y así como vivió su vida mortal en su día y como él era, así pues dejó un ejemplo para que todos nosotros vivamos nuestras vidas en nuestros días y como somos. No podéis aspirar a vivir su vida, pero podéis resolver que viviréis vuestra vida, así como, y por los mismos medios que él vivió la suya.




Espero que les guste la propuesta, hasta pronto!!!

(Los Textos han sido recopilados del Libro de Urantia.)



La lección sobre el autodominio


El autodominio requiere del conocimiento de nosotros mismos y para lograrlo, necesitamos de tiempo y silencio para penetrar en nuestro mundo interno, para descubrir en él todas nuestras carencias, pero también todas nuestras posibilidades. El autodominio implica un esfuerzo personal,  Solo cuando hayamos alcanzado este estado de conciencia superior, esta realidad  se manifestará en nuestra vida cotidiana, dándonos felicidad,  paz y  alegría…Para que las cosas se puedan renovar, hay que estar completamente abiertos al cambio intelectual, espiritual y material.  Hay que ser dúctiles con nuestras ideas, juicios y costumbres porque los hábitos y los apegos tanto a las cosas como a las personas, nos atan y nos impiden evolucionar, porque el crecimiento espiritual es dinámico y solo se consigue através de las experiencias y decisiones propias.  La evolución es absolutamente personal, nadie ni siquiera Dios puede hacerlo por nosotros, por lo tanto no puede haber evolución ni libertad, si siempre estamos imitando o preguntando a otros que hacer.  Somos artesanos de nuestro destino y no importa si al decidir nos equivocamos, a veces la experiencia de un fracaso nos ayuda más espiritualmente, que un éxito fácil que nos envanece y muchas veces nos aleja de la meta.

En una de las conferencias nocturnas, Andrés le preguntó a Jesús: «Maestro, ¿hemos de practicar la abnegación, tal como nos enseñara Juan, o hemos de tratar de adquirir el autocontrol que tú nos enseñas? ¿En qué difiere lo que enseñas tú de lo que enseñaba Juan?» Jesús respondió: «Efectivamente, Juan os enseñó el camino de la justicia de acuerdo con las luces y leyes de sus progenitores, la religión de la introspección y del sacrificio. Pero yo he venido con un nuevo mensaje de auto-olvido y autocontrol. Os muestro el camino de la vida tal como me lo reveló mi Padre.


«De cierto, de cierto os digo, que el que sepa gobernarse a sí mismo es más grande que el que conquista una ciudad. El autodominio es la medida de la naturaleza moral del hombre y el indicador de su desarrollo espiritual. En el viejo orden, vosotros ayunabais y orabais; como criaturas nuevas, renacidas del espíritu, se os enseña a creer y a regocijaros. En el reino del Padre habréis de transformaros en criaturas nuevas; las cosas viejas habrán de perecer; he aquí que os muestro cómo todas las cosas se han de renovar.


«Por el viejo método buscáis suprimir, obedecer y conformar a la reglas del vivir; por el nuevo camino, primero seréis transformados por el Espíritu de la Verdad y así vuestra alma se verá fortalecida por la constante renovación espiritual de vuestra mente; de este modo estaréis dotados de la fuerza para hacer con seguridad y júbilo la voluntad misericordiosa, aceptable y perfecta de Dios.. Así pues, mediante vuestra fe y la transformación del espíritu, llegaréis a ser en realidad, templos de Dios, y su espíritu vivirá verdaderamente dentro de vosotros. Si el espíritu vive dentro de vosotros, ya no seréis esclavos
encadenados por la carne, sino libres
. La nueva ley del espíritu os dota de la libertad del autodominio, reemplazando la vieja ley del temor, basada en la auto-esclavitud y en las cadenas de la abnegación.


«Muchas veces, cuando habéis hecho el mal, habéis pensado en culpar a la influencia del mal, del demonio, etc, por vuestros actos, aunque en realidad habéis errado guiados por vuestras propias tendencias naturales. ¿Acaso no os dijo el profeta Jeremías hace mucho tiempo que el corazón humano es engañoso por sobre todas las cosas, y a veces, aun desesperadamente perverso? ¡Cuán fácil es engañaros a vosotros mismos y caer así en temores tontos, deseos arrolladores, placeres esclavizadores, malicia, envidia y aun en odio vengativo!


«La evolución se obtiene mediante la regeneración del espíritu y no por las acciones santurronas de la carne. Estáis justificados por la fe y acompañados por la gracia, no por el temor y la abnegación, Son hijos en constante progreso. De aquí en adelante, ya no será un deber, sino más bien un gran privilegio para vosotros purificaros de todos los males de la mente y del cuerpo mientras buscáis la perfección en el amor de Dios.


«Vuestra filiación está fundada en la fe, y debéis permanecer impasibles ante el temor. Vuestro regocijo nace de la confianza, por consiguiente no dudaréis de la realidad del amor y de la misericordia del Padre. Es la bondad misma la que conduce a los hombres a un arrepentimiento verdadero y genuino. El secreto de vuestro autodominio está ligado con vuestra fe, que siempre trabaja por amor, ya no seréis los esclavos de vuestro yo, sino más bien los dueños triunfantes de vuestro yo, los hijos liberados de Dios.


«Si entonces, hijos míos, nacéis del espíritu, estaréis por siempre libres de la esclavitud autoconsciente de una vida de abnegación y vigilancia continua sobre los deseos de la carne; seréis trasladados al reino jubiloso del espíritu, en el cual haréis resaltar espontáneamente los frutos del espíritu en vuestra vida diaria. Los frutos del espíritu son la esencia del tipo más elevado de autocontrol ennoblecedor y regocijante, el alcance máximo el logro mortal terrenal: el verdadero autodominio».


 (Extraído del Documento 143)


 LA MISERICORDIA Y LA JUSTICIA


En muchas ocasiones reclamamos que se nos respete y
señalamos cuando se comete alguna injustica contra nosotros u
otra persona. Pero ¿qué significa ser justo y ser verdaderamente asertivo?
La misericordia es una actitud bondadosa de compasión hacia otro, generalmente del ofendido hacia el ofensor o desde el más afortunado hacia el más necesitado. Este documento aclara la idea de ambas cosas.

 

"Cierta tarde ocurrió un episodio muy interesante a la vera del camino, al aproximarse ellos a Tarento. Observaron que un robusto joven rudo atacaba brutalmente a un muchacho más pequeño. Jesús se apresuró a asistir al joven asaltado, y después de
rescatarlo, retuvo firmemente al agresor para que el pequeño pudiera huir. En el momento en que Jesús soltó al atacante, Ganid se le abalanzó encima, propinándole una soberana paliza, pero ante su asombro, Jesús intervino rápidamente, sujetando a Ganid y permitiendo así que el asustado muchacho escapara. Tan pronto como recobró el aliento, exclamó Ganid acaloradamente: «Maestro, no alcanzo a comprenderte. Si la misericordia demanda el rescate del muchacho más pequeño, ¿no exige la justicia el castigo del más grande, del agresor?». Jesús le respondió: «Ganid, es verdad que no comprendes. El ministerio de la misericordia es siempre la obra del individuo, pero el castigo de la justicia es la función de los grupos sociales, gubernamentales, o administrativos del universo. Como individuo estoy obligado a mostrar misericordia; debo rescatar al muchacho agredido, y podré con toda justicia, emplear la fuerza para contener al agresor. Y eso es exactamente lo que hice. Logré liberar al muchacho agredido; he aquí el fin del ministerio de la misericordia. Retuve luego por la fuerza al agresor el tiempo necesario para permitir la huida de la parte más débil de la disputa, y luego me desentendí del asunto. No juzgué al agresor, examinando el móvil — evaluando todos los factores que pudieran haber contribuido al ataque contra su semejante— ni emprendí la realización del castigo que pudiera dictaminar mi mente como justa recompensa por su mala acción. Ganid, la misericordia puede ser profusa, pero la justicia es precisa. ¿No te das cuenta de que difícilmente podrían dos personas ponerse de acuerdo sobre un castigo que pudiera satisfacer las exigencias de la justicia? Uno impondría cuarenta latigazos, otro, veinte, mientras que un tercero sostendría que el aislamiento penal es el único castigo justo. ¿No te das cuenta de que en este mundo es mejor que tales responsabilidades recaigan sobre el grupo o sean administradas por los representantes nombrados por el grupo? En el universo, el juicio está investido sobre aquellos que conocen plenamente los antecedentes de todos los males así como también sus móviles. En la sociedad civilizada y en un universo organizado, la administración de la justicia presupone el dictamen de una sentencia justa después de un juicio justo, y esta prerrogativa corresponde a los grupos jurídicos de los mundos y a los administradores omnisapientes de los universos más altos de toda la creación».
Durante varios días conversaron sobre el problema de manifestar misericordia y administrar justicia. Ganid llegó a comprender, por lo menos en parte, el por qué Jesús se negaba a participar en luchas físicas personales. Pero Ganid le hizo una última pregunta, a la que nunca recibió una respuesta plenamente satisfactoria; y esa pregunta fue: «Pero, Maestro, si una criatura más fuerte y airada te atacara y amenazara con destruirte, ¿qué harías tú? ¿No harías ningún esfuerzo por defenderte?» Aunque Jesús no podía responder completa y satisfactoriamente a la pregunta del muchacho, porque no estaba dispuesto a revelarle que él (Jesús) estaba viviendo en la tierra como ejemplo del amor del Padre del Paraíso para todo un universo espectador, pudo decirle cuanto sigue: «Ganid, bien comprendo que estos problemas te dejan perplejo, y trataré de responder a tu pregunta. Primero, en cualquier ataque que pudiera hacerse contra mi persona, yo determinaría si es el agresor un hijo de Dios —mi hermano en la carne— o no, y si pensara que esa criatura no posee juicio moral ni razón espiritual, sin titubeos me defendería hasta el límite de mi resistencia, a pesar de las consecuencias para el agresor. Pero no agrediría yo del mismo modo a un semejante, hijo de Dios, ni siquiera en defensa propia. Es decir que no le castigaría de antemano y sin juicio por haberme agredido. Trataría por todos los medios posibles de prevenir el ataque y de disuadirle de que me agrediera, y trataría de mitigar la intensidad de ese ataque si no consiguiera evadirlo. Pero Ganid no estaba plenamente satisfecho. Muchas veces conversaron sobre estos temas.  En mi corazón, Maestro, convengo contigo, pero en mi cabeza, aún pienso que, con placer habría castigado a esos seres malvados que se atrevíeran a agredirte sólo porque pensaban que tú no te defenderías.
Supongo que estás bastante a salvo en el transcurso de tu vida, puesto que mucho de tu tiempo lo dedicas a ayudar a otros y a consolar a tus semejantes en desgracia; así pues, supongo que probablemente habrá siempre alguien cerca, listo para defenderte». Y Jesús replicó: «Esa prueba aún no ha llegado, Ganid, y cuando llegue, debemos atenernos a la que es la voluntad del Padre». Y fue eso casi todo lo que pudo el muchacho sacarle a su maestro sobre el difícil tema de la defensa propia y la falta de resistencia. En otra ocasión, consiguió él sacarle a Jesús que, en su opinión, la sociedad organizada en última instancia, tenía todo el derecho de emplear la fuerza para la ejecución de sus justos mandatos."

(Texto extraído del documento 133 del Libro de Urantia.)


CHARLA SOBRE EL BIEN Y EL MAL


Mardus  Día tras día conversaba con Jesús, noche tras noche escuchaba sus extraordinarias enseñanzas. Entre las conversaciones más importantes con Mardus, hubo una cuyo objeto consistía en responder a la sincera pregunta de este cínico relativa al bien y al mal. En esencia, y en lenguaje del siglo veinte, dijo Jesús:Hermano mío, el bien y el mal no son sino palabras que simbolizan niveles relativos de la comprensión humana del universo observable. Si eres éticamente holgazán y socialmente indiferente, puedes tomar como tu norma del bien las costumbres sociales corrientes. Si eres espiritualmente indolente y sin anhelos de progreso moral, puedes tomar como norma del bien las prácticas y tradiciones religiosas de tus contemporáneos. Pero el alma que sobrevive más allá del tiempo y que emerge en la eternidad debe hacer una elección viviente y personal entre el bien y el mal tal como están definidos por los verdaderos valores de las normas espirituales.
La bondad, al igual que la verdad, es siempre relativa e infaliblemente está contrastada por el mal.

La bondad siempre avanza hacia nuevos niveles de creciente libertad de autorrealización moral y de alcance de la personalidad espiritual.  Una experiencia es buena cuando eleva la apreciación de la belleza, aumenta la voluntad moral, amplía el discernimiento de la verdad, acrecienta la capacidad de amar y de servir a nuestros semejantes, exalta los ideales espirituales. Según asciendes la escala universal del desarrollo de la criatura, encontrarás mayor bondad y menor mal en perfecto acuerdo con tu capacidad de experimentar la bondad y discernir la verdad. La capacidad de albergar el error o de experimentar el mal no se perderá por completo hasta que el alma humana ascendente no alcance los niveles finales de los espíritus.

La bondad es viviente y relativa, siempre progresiva, invariablemente una experiencia personal y sempiternamente correlacionada con el discernimiento de la verdad y de la perfección. La bondad se encuentra en el reconocimiento de los verdad-valores positivos del nivel espiritual, los cuales deben ser contrastados, en la experiencia humana, con la contraparte negativa las sombras del mal potencial. Hasta que alcances los niveles del Paraíso, la bondad será siempre más una búsqueda que una posesión, más una meta que una experiencia de logro. Pero, hambriento y sediento de rectitud, experimentarás una satisfacción creciente en el alcance parcial de la bondad. La presencia del bien y del mal
en el mundo es, en sí misma, una prueba positiva de la existencia y de la realidad de la voluntad moral del hombre, la personalidad, que así identifica estos valores y es capaz de elegir entre éstos.

Cuando el mortal ascendente alcance el Paraíso, su capacidad para identificar al yo con los verdaderos valores espirituales, se ha aumentado hasta el punto en que resulta el logro de la perfección de la posesión de la luz de la vida. Tal personalidad espiritual perfeccionada llega a unificarse tan completa, divina y espiritualmente con las cualidades supremas y positivas de la bondad, la perfección, y la verdad que no queda ninguna posibilidad de que dicho espíritu recto pueda arrojar sombra negativa alguna de mal potencial al ser expuesto a la penetrante luminosidad de la luz divina de los infinitos Gobernantes del Paraíso. En todas estas personalidades espirituales, la bondad ya no es parcial, contrastante y comparativa; se ha convertido en divinamente completa y en espiritualmente plena; se acerca a la pureza y a la perfección del Supremo.

La posibilidad del mal es necesaria para la elección moral, pero la actualidad del mal no es necesaria. Una sombra es sólo relativamente real. El mal actual no es necesario como experiencia personal. El mal potencial actúa igualmente bien como estímulo para la decisión en los reinos del progreso moral en los niveles más bajos del desarrollo espiritual. El mal se vuelve una realidad de la experiencia personal sólo cuando una mente moral hace del mal su elección.       


  ( Recopilación del Documento 132. del Libro de Urantia)




La verdad y la fé

Las palabras verdad y fé abarcan muchas cosas. Estos términos en sí no tienen una única definicion en  la que estén de acuerdo la mayoría de estudiosos y filósofos y las teorías sobre esto continúan siendo ampliamente debatidas. Hay posiciones diferentes acerca de cuestiones como qué es lo que constituye la verdad cómo definirla e identificarla. En este documento Jesús aclara acerca de estos conceptos, que significan y cuanto abarcan. Puesto en lenguaje moderno, he aquí la esencia de lo que Jesús enseñó:

  "La verdad no se puede definir en palabras, sino tan sólo viviéndola. La verdad es siempre más que conocimiento. El conocimiento pertenece a las cosas observadas, pero la verdad trasciende esos niveles puramente materiales porque se asocia con la sabiduría y abarca tales imponderables como la experiencia humana, incluso las realidades espirituales y vivientes. El conocimiento se origina en la ciencia; la sabiduría, en la filosofía auténtica; la verdad, en la experiencia religiosa de la vida espiritual. El conocimiento tiene que ver con los hechos; la sabiduría, con las relaciones; la verdad, con los valores de la realidad. El hombre tiende a cristalizar la ciencia, a formular la filosofía, y a dogmatizar la verdad porque tiene pereza mental para ajustarse a la lucha progresiva del vivir, a la vez que también teme terriblemente lo desconocido. El hombre natural es lento para iniciar cambios en sus hábitos de pensamiento y en su técnica de vivir.


La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es el deleite supremo del alma humana; es la creación conjunta de la mente material y del espíritu residente. La salvación eterna de esta alma que discierne la verdad y que es amante de la belleza está asegurada por el hambre y sed de bondad que conducen a este mortal a desarrollar una singularidad de propósito dedicada a hacer la voluntad del Padre, a encontrar a Dios y a asemejarse a él. Nunca hay conflicto entre el verdadero conocimiento y la verdad. Puede haber conflictos entre el conocimiento y las creencias humanas, creencias coloreadas por el prejuicio, distorsionadas por el temor y dominadas por el miedo de enfrentarse con nuevos hechos, producidos por el descubrimiento material o el progreso espiritual.  Pero la verdad no puede convertirse nunca en una posesión del hombre sin el ejercicio de la fe.
Esto es cierto porque los pensamientos, la sabiduría, la ética y los ideales del hombre no se elevarán nunca más allá de su fe, de su esperanza sublime. Y toda esta fe verdadera está predicada en la reflexión profunda, la autocrítica sincera y una conciencia moral intransigente. La fe es la inspiración de la imaginación creadora espiritizada.
La fe actúa para descargar las actividades sobrehumanas de la chispa divina, el germen inmortal, que vive dentro de la mente del hombre, y que es el potencial de la supervivencia eterna. Las plantas y los animales sobreviven en el tiempo mediante la técnica de pasar partículas idénticas de sí mismos de una generación a otra. El alma humana (la personalidad) sobrevive a la muerte por asociación de identidad con esta chispa de divinidad residente, que es inmortal, y que funciona para perpetuar la personalidad humana en un nivel continuo y más elevado de existencia progresiva en el universo. La simiente oculta del alma humana es un espíritu inmortal. La segunda generación del alma es la primera de una sucesión de manifestaciones de la personalidad de existencias espirituales y cada vez más avanzadas que terminan tan sólo cuando esta entidad divina alcanza la fuente de su existencia, el origen personal de toda existencia, Dios, el Padre Universal.  
La vida humana continúa —sobrevive— porque tiene una función universal, la tarea de encontrar a Dios. El alma del hombre activada por la fe no puede menos que alcanzar esta meta de su destino; y una vez que ha logrado esa meta divina, no puede tener fin porque ha llegado a ser como Dios —eterna.  La evolución espiritual es una experiencia de la elección creciente y voluntaria de la bondad asistida por una disminución igual y progresiva de la posibilidad del mal. Con el logro de la finalidad de elección de la bondad y de una plena capacidad para la apreciación de la verdad, surge a la existencia una perfección de la belleza y de la santidad cuya rectitud inhibe eternamente la posibilidad de que surja aun el concepto del mal potencial. Un alma conocedora de Dios como ésta, no arroja ninguna sombra de negatividad dudosa cuando funciona en tan alto nivel espiritual de bondad divina. La presencia del espíritu del Paraíso en la mente del hombre constituye la promesa de revelación y la garantía de fe de una existencia eterna de progresión divina para todas las almas que tratan de alcanzar  la identidad con este fragmento espiritual inmortal y residente del Padre Universal.

 El progreso en el universo se caracteriza por la creciente libertad de la personalidad porque se relaciona con el logro progresivo de niveles cada vez más altos de autocomprensión y de consecuente moderación
voluntaria. El alcanzar la perfección de la moderación espiritual equivale a la consumación de la libertad universal y de la libertad personal. La fe alimenta y mantiene el alma del hombre en medio de la confusión de su orientación primitiva en un universo tan vasto, en tanto que la oración o la meditación se convierte en el gran unificador de las diversas inspiraciones de la imaginación creativa y los impulsos de la fe de un alma que trata de identificarse con los
ideales espirituales.    

(Texto extraído del documento 132 del libro de Urantia)
les dejo en la pestaña de videos un video que contiene citas sobre la verdad, la belleza y  la bondad según este libro.


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